viernes, 25 de octubre de 2013

Neumas. Los neumas simples.




Los neumas, en un principio fueron unos signos musicales que no indicaban realmente el sonido sino solamente la dirección de la melodía, es decir, si ésta era ascendente o descendente.

Existe una teoría sobre el origen de los neumas en la que se dice que derivan de los acentos gramaticales del griego y del latín, pues son estos los que sirvieron de modelo a los neumas primitivos como puede observarse  en la ilustración que aparece a continuación.







 Los neumas que no se escribían entre líneas y que por lo tanto, por esta razón, no expresaban o determinaban  con claridad los sonidos, son conocidos con el nombre de: “neumas en campo aperto”.

Eran en realidad signos que se colocaban sobre cada sílaba del texto y servían de guía para recordar la melodía que debía ser cantada y que pertenecía  a un repertorio conocido de antemano.






El apostrofo y  sobre todo el trigón sólo se han utilizado en campo aperto, es decir; no han sido utilizados sobre líneas y no han evolucionado como los demás signos que aparecen en la ilustración que precede a este párrafo no teniendo trascripción  en la escritura cuadrada.

Los neumas, además  de no indicar la altura relativa de los sonidos, tampoco indicaban el ritmo de  la melodía, solo mostraban el sentido o la dirección que debía tener la línea melódica. Así virga indicaba ascenso hacia el agudo, el punctum, el descenso hacia el grave, el clivis un ascenso seguido de un descenso… etc.






La notación neumática al escribirse en “campo aperto” era deficiente en cuanto al modo de representar gráficamente la altura o tono de los sonidos ya que en este tipo de escritura no se hacía referencia alguna a ningún sonido base o a cualquier tipo de seriación sonora o escala.

Este tipo de notación neumática fue  evolucionando llegando a expresar con mayor exactitud los sonidos pues los “neumas en campo aperto”, los que se escribían encima del texto, los  que no expresaban con claridad los sonidos,  fueron dejando paso a los que se escribieron más tarde entre líneas, conocidos como “neumas en campo cerrado”.  Estos últimos al llegar a escribirse en un tetragrama y gozar de la utilización tanto de las claves de Fa en su tercera línea y la de Do en su 2ª, 3ª y 4ª línea, si llegaron a determinar con exactitud los sonidos.






La culminación de este proceso evolutivo fue lenta;  así en el siglo X, y sobre todo en el XI, comenzaron a usarse líneas para señalar con cierta exactitud la altura de los sonidos musicales. Al principio una línea roja trazada sobre el pergamino señalaba el sonido Fa y servía como referencia para los demás sonidos. El origen de esta línea roja partió de la línea horizontal marcada a punta seca, sin tinta, que los copistas de algunos monasterios utilizaban para indicar la nota principal o tónica de las melodías. Luego se añadió una segunda línea de color amarillo que representaba un DO y, finalmente ya en el siglo XI, el monje benedictino Guido D´Arezzo (995-1050) añadió otras dos líneas más, creando el tetragrama o pauta de cuatro líneas.

Para ampliar conocimientos sobre algunas de las aportaciones que realizó este monje en el plano musical podéis consultar:  http://elinquietojubiladocristobal.blogspot.com.es/2013/09/el-himno-san-juan-bautista.html







Los signos de pausa que aparecen en la ilustración inmediatamente anterior, son originados por la estructura del texto y son los que en ella expreso:

La línea divisoria que cruza sólo la cuarta línea. Llamada línea divisoria mínima o linea de final de inciso, es la que separa los incisos o partes mas pequeñas en que se divide el texto y no implica respiración.

La línea divisoria menor o línea final de miembro de frase. Es la que cruza la segunda y tercera línea del tetragrama y separa los miembros de frase. Cada miembro de frase está compuesto por dos incisos. La línea divisoria menor implica casi siempre  respiración.

La línea divisoria mayor o línea final de frase. Es la que cruza las cuatro líneas del tetragrama, separa las frases y obliga a respirar.

La línea divisoria doble o línea final de pieza o partitura. Es la que se utiliza para el final de la composición y tiene sentido conclusivo.


El guión o nota pequeña que se coloca al final del tetragrama sirve  para indicar la nota por la que va a comenzar el siguiente como podéis observar en la ilustración que aparece a continuación.





Los neumas, constituyen un sistema de notación musical que se empleó durante cinco siglos: los siglos IX, X, XI,  XII y XIII,  y, que durante todo ese tiempo, estos signos, fueron   evolucionando en cuanto a su grafía  y a su colocación. Así en manuscritos del siglo XII,   no sólo aparece en sus páginas la línea marcada con grafito o con tinta roja, sino que en algunos códices se coloca al principio de las partituras cuando están escritas sobre un tetragrama, un signo o clave,  tanto de “do” como de “fa”, que fija la colocación de una nota en una de sus líneas.





Curiosamente, no existía una norma generalizada para usar un número exacto de líneas, y en algunos manuscritos se pueden ver pautas de cuatro, cinco, seis y hasta diez líneas; la implantación y generalización del pentagrama y de la notación redonda o actual será tema para otro artículo.
  
Lo expresado en esta entrada está desarrollado a un nivel elemental  para que pueda ser utilizado en Educación Musical con alumnos del último curso de primaria o  primero y segundo de secundaria obligatoria

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